Congreso de laicos II

La luz ilumina, la sal sala, la levadura hace fermentar

Fase diocesana I

UN LAICADO EN ACCIÓN

2ª REUNIÓN

Pregunta:

  1. ¿Qué obstáculos encontramos para la vivencia plena de nuestra vocación?

Respuesta:

 Teniendo en cuenta que la Escritura en Pablo, nos dice: «No os estiméis en más de lo que conviene; tened más bien una sobria estima según la medida de la fe que otorgó Dios a cada cual.» (Rm 12,3), descubrimos que los obstáculos que encontramos son de dos tipos. Unos, vienen de una estimación de nosotros mismos que, muchas veces, no se corresponde con la medida de la fe que nos ha sido dada y que lo único que nos aporta es desasosiego. Y es que sucede que muchos de los esfuerzos que nacen de nosotros,  aparentemente llenos de buena voluntad, pero en realidad, llenos de nosotros mismos, esfuerzos por formular la misión, por ejemplo, pueden acabar no siendo sino un obstáculo para la libre iniciativa del Espíritu. Se trata de no acabar siendo “puro impedimento”.

Dicho de otra forma, nos damos cuenta de que necesitamos estar en constante proceso de conversión para optimizar el don de Dios en nosotros. Hoy sabemos que el “culto espiritual” a que estamos siendo llamados estriba en la entrega de sí, sin prejuicios sobre cómo ha de ser esa entrega para el cumplimiento de la misión encomendada, pues al final el protagonista de la misión es el Espíritu Santo.

Pregunta:

  • ¿Qué procesos hemos de impulsar para cumplir con la misión a la que estamos llamados?

Respuesta:

Para poder cumplir la misión de evangelizar a esta sociedad, entiendo que cualquier proceso pasa por “ser nosotros evangelizados”. Como para poder perdonar hemos de pasar por la experiencia de ser perdonados y para comenzar a amar a Dios hemos de pasar por la experiencia de estar siendo amados en Jesucristo, así, si no somos evangelizados, difícilmente vamos a poder evangelizar.

Pues no es fruto de la reflexión, del estudio ni del consenso que podamos alcanzar la renuncia de sí mismo, ni la entrega al otro, ni la no resistencia al mal, sino que es pura obra de la misericordia de Dios hacia nuestro ser pecador y del amor infinito por sus criaturas.

Pregunta:

  • ¿Cómo responder y afrontar los desafíos que nos plantean las respuestas a las dos preguntas anteriores?

Respuesta:

 Los desafíos aludidos en las anteriores respuestas tienen un denominador común. De la misma forma que el Demonio se viste de ángel de luz, el celo por el Evangelio que suscita en nosotros la conciencia de haber sido llamados para una misión, frecuentemente ofusca nuestra mente, si esa conciencia se queda aislada en nosotros mismos y nos olvidamos de que la iniciativa no es nuestra sino que viene del Espíritu Santo. La respuesta a esta dificultad está en profundizar la relación personal con el Señor.

Estoy hablando del pecado. Negar que somos pecadores, es “hacer mentiroso a Dios” (1 Jn 1,8-10), dice la Escritura, de manera que el combate al que estamos llamados “no es contra la carne y la sangre, sino contra los espíritus del mal que habitan en el aire” (Ef 6,12) y el ámbito en el que se desarrolla ese combate es el ámbito de la gracia que es la que lleva adelante el proceso de renovación de nuestra mente (I Cor 6,9-11). Fruto de ese combate es la alegría, la paz y la justicia que da el Espíritu Santo, y ese fruto es un don que de alguna manera, nos lo propongamos o no nos lo propongamos, se contagia, se transmite por sí mismo de la mano del Espíritu. Más bien nos inclinamos a pensar la misión en estos términos. De modo que la misión lo que realmente exige de nosotros es estar despiertos y en pie sosteniendo en todo momento el buen combate de la fe, para mantenerla y acrecentarla en una constante búsqueda del Reino de Dios, pues lo demás no es sino la añadidura, manteniendo viva la cohesión de la comunidad de la que formamos parte en torno a la Palabra, la Eucaristía y la comunión.

Acerca de Signos de los tiempos

Actualidad es la suma de las cosas que suceden, aquello que se dice sobre esas cosas y el modo en que nos afectan, y este conjunto conforma unos signos concretos y precisos que es posible interpretar. Esa es la luz que buscamos.
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